DISCIPLINA POSITIVA`
La disciplina positiva es una corriente educativa promulgada por la psicóloga Jane Nelsen que defiende que la clave de la educación no reside en el castigo, sino en el respeto entre personas. A través de esta teoría se enseña a familias y profesorado a ser respetuosos, amables y firmes de forma simultánea, con el objetivo de que los niños desde temprana edad aprendan a cooperar y ser disciplinados, sin que por ello tengan que perder su propia dignidad.
El desempeño de la educación positiva va orientado a que los adultos desarrollen el sentido de pertenencia de los niños, pues su función principal no es la corrección a través de la educación, sino de la conexión. Esta consiste en establecer en los pequeños un vínculo con los distintos tipos de entorno en los que se desenvuelven, como la familia o la escuela, donde mejorará su comportamiento al sentirse parte de la comunidad.
Cuál es el objetivo de la disciplina positiva en el aula
La disciplina positiva en el aula tiene como objetivo plantear soluciones alternativas a los pequeños y no centrarse en el castigo, que es entendido como una forma correctiva del mal comportamiento y puede ser eficaz a corto plazo, pero deja de serlo a largo plazo ya que no ofrece las competencias necesarias para que los niños puedan resolver sus problemas.
Según esta teoría pedagógica, el castigo en la escuela puede provocar dos tipos de comportamientos: la rebelión, por lo que siempre se acaba sancionando a los mismos alumnos; y la adicción a la aprobación, en la que los niños tienen tanto miedo al castigo que acabarían renunciando a ser como realmente son.
Principales fundamentos de la disciplina positiva
La educación positiva comprende las siguientes pautas a tener en cuenta para su correcto desarrollo, teniendo siempre presente las técnicas de la comunicación respetuosa y el uso de un correcto clima de aprendizaje.
- Considerar los antecedentes que promueven una conducta determinada.
- Enseñar a los/as niños/as autocontrol y responsabilidad.
- Destacar las buenas conductas y los logros, motivando e incentivando la realización de las mismas.
- Usar el diálogo y no la imposición como método de formación, tratando de llegar a acuerdos.
- Practicar la escucha activa para comprender a los demás y establecer un clima de armonía.
- Fijar metas alcanzables para los pequeños.
Aunque los pilares de la disciplina positiva se conocen desde hace décadas, actualmente, es una filosofía muy aplicada en el ámbito educativo, ya que se basa en el respeto mutuo entre los más pequeños y los adultos.